Nuestra historia: La vida de Dolç, nuestro mayor motivo
Hola, soy Dolç, aunque hace muchos años, me llamaban Klaus… Por suerte, mi historia cambió un día especial, en la feria de adopción Animaladda en Barcelona. Yo tenía apenas 5 meses cuando me encontré con mi familia, quienes desde el primer momento me vieron no solo como un cachorro más, sino como alguien que merecía una segunda oportunidad.
No lo sabían aún, pero era un luchador. Venía con una historia difícil: mis patas traseras estaban llenas de tornillos y sufría mucho dolor. Me llamaban Klaus porque parecía que los tornillos formaban parte de mí, pero yo nunca me quejé. Desde aquel día, pasé a llamarme Dolç, porque eso es lo que soy: dulce, dócil y fuerte a partes iguales.
Dolç, el comienzo de todo
Este video cuenta el comienzo de todo: Dolç, un cachorro de apenas 5 meses, rescatado tras sufrir maltrato. A pesar de todo lo vivido en tan poco tiempo, Dolç nunca perdió su dulzura ni sus ganas de vivir.
Su historia nos recuerda la importancia de proteger a los animales, como lo establece el artículo 337 del Código Penal contra el maltrato animal. Pero Dolç no está solo: hay muchos otros perros en situaciones similares que aún buscan una segunda oportunidad, un hogar donde ser amados y respetados.
Te invitamos a ver este video, conocer el inicio de Dolç y unirte a nosotros en la misión de dar voz y esperanza a aquellos que más lo necesitan. Porque La Caseta del Dolç nació no solo para él, sino para todos los perros que merecen una vida mejor.
El día que nuestras vidas se cruzaron fue el comienzo de algo maravilloso
Dolç no sabía lo fuerte que era, pero nosotros sí lo sabíamos.
Todo comenzó en marzo de 2010, un momento que marcó un antes y un después en mi vida. No recuerdo bien si fue un golpe o un atropello lo que me dejó herido y asustado, pero lo que sí sé es que no estaba dispuesto a rendirme.
Aquí estoy con tres meses recién operado
Aquí atento a lo que me pidan
El día que empezamos a creer
Todo comenzó en la feria de adopción Animaladda en Barcelona, donde por fin conocí a quienes serían mi familia. Ese día, mi vida comenzó de nuevo. Ellos no solo me vieron como un cachorro herido, sino como un ser lleno de vida que merecía ser salvado. Lo que siguió no fue fácil: operaciones, curas y visitas interminables al veterinario… Pero nunca estuve solo.
«Luché con todas mis fuerzas, y ellos lucharon conmigo.»
Aqui tuvimos el flechazo
Un camino difícil, pero nunca sin esperanza
La vida no fue fácil al principio. Recuerdo las visitas constantes al Hospital Veterinario Avinguda. David, el maestro de los bisturís, y Rocco, el ingeniero que me devolvió el ritmo., me operaron muchas veces para despegar mis músculos de los huesos. Era necesario, aunque duro. Pero nunca perdí las ganas de darles lametones… En cada visita al veterinario, actuaba como si estuviera en casa, moviendo la cola, tranquilo, confiado, porque sabía que estaban ayudándome.
También recibí sesiones de acupuntura, moxibustión y otras terapias naturales de mi amiga Vanessa que me ayudaron a sanar poco a poco. Pero lo que realmente hizo la diferencia fue el amor y el cariño de mi familia: mis padres y hermanos que nunca dejaron de creer en mí. Ellos son mi manada, y juntos demostramos que con amor y esfuerzo se pueden superar hasta las batallas más difíciles.
Mis primeros pasos con mi familia
Os presento a mi familia los que afortunadamente han sido y ya no están y me han ayudado a ser como soy.
Mis primeras hermanas
Aquí estoy con mis hermanos que tristemente ya no están y mi madre (todo amor).
Aquí os presento al crack (el de gafas)
Mis dos princesas (la morena no se separa de mi)
Os presento a Ury mi niño (a que se parece a mi)
Un todo terreno
Con el tiempo, me recuperé y empecé a disfrutar de la vida como un perro feliz. Amo las excursiones por la montaña, abriendo siempre caminos cuesta arriba y cuesta abajo. Soy un aventurero de corazón, el primero en liderar cada sendero y mostrarle a mi familia que nunca hay límites. Me llaman «El Aventurero» y no puedo estar más orgulloso.
La inspiración detrás de La Caseta del Dolç
Hoy, con casi 15 años, sigo aquí, fuerte y feliz. He sido un ejemplo de lucha, resiliencia y amor incondicional. Mi familia decidió crear La Caseta del Dolç como un homenaje a mí y a todos los perros como yo, porque cada uno de nosotros merece un lugar donde ser feliz, cuidado y respetado.
La Caseta del Dolç nació para devolverle a otros perros lo que la vida me ha enseñado: que no importa cuán difícil sea el camino, con amor, cuidado y dedicación todo se puede superar.
Yo soy Dolç, y esta es mi historia.
Mi historia es solo una entre muchas. Ayudemos juntos a dar voz y esperanza a quienes más lo necesitan.